5.6.17

| Depresión |

Bueno, llegó la hora de hablar de una de las cosas mas difíciles para mi: mi experiencia con la depresión y la relación con mi adopción.


No sé bien por donde empezar, ni sé cuando empezó todo exactamente... fue de a poco, creo que comenzó alrededor de los 15 años.
Sufría mucho "bullying" por parte de unos chicos en el club de verano al que iba con mis amigas y el chico del que estaba enamorada (en ese momento) me dejó por mi mejor amiga (de ese momento, ninguno de los dos forman parte de mi vida hoy en día).

Recuerdo ese verano del 2003 ya que fue de las primeras veces que me sentí tan decepcionada por amistades/personas/amigos/familia.

La historia es muy larga y en ese momento no entendía que me pasaba, solo que empecé a odiarme.. de a poco, la disconformidad conmigo misma empezó a crecer y durante años no supe como cambiarlo. Fue desesperante.




A esa edad empezaba a salir a bailar, y todos los chicos se acercaban a mis amigas, eramos un grupo de 5 y en mis ojos yo era las mas fea.
* Mi mama me decía que me arregle, que parecía una loca con los pelos así, pero yo no sabia como peinarme.
* Los chicos me cargaban por características físicas mías, pero yo no sabia como mejorarlas o disimularlas.
* Mis amigas me aconsejaban sobre como vestirme, pero la ropa linda de ellas no me entraba.
* Mi hermana me decía que me maquille un poco, pero yo no sabia ni por donde empezar.

A los 15 yo tenia granitos, estaba mas desarrollada, había tenido aparatos hasta hace muy poco, tenia mucho vello, tenia pancita...la imagen de perfección era Britney Spears y yo estaba muy lejos de parecerme a ella. Además a los 15 me dejé llevar por una situación del momento y tuve un primer acercamiento a lo sexual. Fue por todas las razones equivocadas y el estigma de ser "fácil" me persiguió desde el primer año de la secundaria hasta el último.

Creo que recién a los 17 me corte por primera vez. Había cortado con mi novio y recuerdo me dijo que si quería conseguirme otro novio que "vaya al gimnasio y que me depile un poco"... me acuerdo que estábamos en la puerta de su casa, despidiéndonos... y me fui a mi casa a llorar. No se cuanto tiempo llore pero se me ocurrió que la única manera de dejar de hacerlo era cortándome el brazo, y quizás el dolor físico taparía el anímico.
Y fue así. 

Durante mucho tiempo no lo hice de nuevo.
Pero yo seguía sin soportarme.
No sabia como cambiar, no sabia como ser mejor.
No sabia como escapar a las voces de mi cabeza que me decían que era horrible, que era insoportable, que era una tonta, que no iba a lograr nada de lo que me proponga porque no valía la pena, yo no valía la pena, no tenia ni que haber nacido. Que con este carácter nadie me iba a querer, que si no me arreglaba un poco nadie me iba a mirar.
(Ahora se que esas voces no eran mías, eran voces de ajenas, inseguridades ajenas que me hicieron creer propias)


Con los años llegue a un punto en el que pensaba que todos iban a estar mejor sin mi, mis amigas, mi novio y mis padres. Tenia una impotencia terrible y no tenia las herramientas para salir adelante. 

Me empece a encerrar en mi habitación y dormía todo el día, me pasaba la noche despierta escuchando música o viendo series.
(Iba a la facultad, pero era como un piloto automático...)



Me habían despedido de mi trabajo, había empezado terapia grupal en el hospital y no me animaba a decir adelante de todos que me estaba cortando. 
El primer día allí conocí a una persona que me cambio la manera de ver todo. Me hizo dar un giro de 180º y pude tener un poco de esperanza en que podía dejar de sentirme así.

Hablábamos mucho, muchas horas y de muchas cosas, y lo mas importante es que era sin filtro, sin caretas, nunca contestábamos "BIEN" cuando nos preguntábamos como estábamos.
Nos pasaban cosas similares y encontrar a alguien que me entendiera y me escuche fue el primer paso.
Me recomendaba libros, terapias distintas, autores, etc... todo lo que el conocía para salir adelante me lo compartía. 
Fue la primer persona que supo de mis autolesiones y recuerdo que no me juzgó, sino que me aconsejaba sobre como parar. 
La vergüenza que sentía era muy grande, tenia miedo que me preguntaran qué eran esas marcas y no tenia preparada una respuesta convincente.
Lloraba todo el tiempo sin saber porqué. Me alejé de todos.


Llego un momento en el que me cortaba cada vez más seguido y más profundo. 
El problema era que cada vez sentía menos dolor. Eso me dio miedo, no saber cuando iba a parar, que tan profundo iba a llegar a cortar antes de arrepentirme.
Pase a sentir tristeza a no sentir nada. Me sentia totalmente desconectada de todo y todos.
Nada me generaba una reacción, ni buena ni mala. 
Ahí me asuste y fui a hacerme un diagnostico en el hospital, me dijeron que tenia depresión y que tenia que ir a la psiquiatra para que me recete pastillas.
Bueno, eso me asustó mas. Yo tenía 25 años, no quería medicarme.
En ese momento fue cuando empece terapia individual con una psicóloga particular.

Recién en el 2013/2014 pude entender de donde venia mi rechazo, mi odio a mi físico...todo.
Fue increíble poder ponerle nombre y darle entidad a lo que tenia adentro, a ese agujero que tenia en el estomago y callar a esas 1000 voces en mi cabeza.
Todo estaba relacionado con mi adopción, la sensación de abandono, de sentirme sola, de sentirme menos y que todos estarían mejor sin mi.
Todo empezó a tener sentido y así pude racionalizarlo y empezar a hacer las pases con lo que me pasaba. Cuando pude hacer eso, pude dejar de cortarme y desde ese momento no volví a tener las ganas de hacerlo.
No, mentira... ganas tuve dos o tres veces desde la ultima vez, pero no lo hice.

Ahora tengo mas herramientas y no llego a tocar fondo como cuando era mas chica, pero la lucha es constante (por ahora) Las inseguridades no me pegan tan fuerte, y la mayoría de las cosas que odiaba de mi cuerpo las aprendí a querer, o cambiar.

Muchas de las cosas que me hacían mal surgieron de inseguridades de terceros, me las hicieron creer y base toda mi adolescencia en esas creencias.
Cuando uno tiene pensamientos tan marcados en su núcleo es muy difícil darse cuenta que no es real. Separar lo real de lo inducido en difícil cuando te "lavan el cerebro" de tan chiquita.

Pero se puede. 
Se tiene que querer.

M.

PD: En esta entrada expliqué un poco mas esa sensación de soledad que nombro acá.


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